He suspendido lengua.
Se me olvidaron las tildes de
«espárrago», «había», «camión», «lápiz», «música» «mágico y «fútbol». La seño
me ha puesto en el cuaderno de casa que escriba cincuenta veces cada palabra.
Un niño me preguntó que si yo no
lloraba cuando me suspendían. Y le dije: «¿Si lloro me aprueban? No ¿verdad?
Pues entonces voy a escribir las palabras cincuenta veces y ya está».
En casa, cuando iba por la que ponía «música» pensé: si lloro ahora no
me ahorro escribir las otras, porque la seño no me ve. Entonces hice una
paradita, me fui a la cocina, busqué el tarro de las chuches y me comí tres
gominolas. Pero no me pude lavar los dientes porque no me daba tiempo a
terminar las otras palabras.
Como la seño se equivoque otro día y, en
vez de Aroa, me llame Emma, le voy a decir que ella también copie mi nombre
cincuenta veces en el cuaderno, para que vea lo que duele la mano de tanto escribir,
que luego no puedo ni coger a mi hamster.
Del libro: "Tesoros y el mundo de Aroa"
Mercedes Alfaya
2 comentarios:
Qué bonita es Aroa, Merce! 💐🐬💪💖
Gracias, Mar. Sí que lo es, por dentro y por fuera. Una niña muy despierta.
Besos con estrella en el horizonte.
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