Esperarte, a sabiendas de que no vendrás, se ha convertido en mi pequeña aventura ingrata; no importa. Esperarte es buscarme en el espejo, dar cuerda al horizonte, perfumar relojes, elegir zapatos de tacón...; algo que, de otra forma, no haría. Vestida de ti, abrigo mis recuerdos entre los dedos y los protejo del frío: unas veces con guantes de terciopelo rojo; otras, con salivazos de espuma.
Un día ―ya te lo aviso―, cansada de esperarte, romperé esta coraza silenciosa y mortecina que me separa de ti, y caminaré el mundo al otro lado: sin tacones, sin recuerdos, sin despojos ni heridas..., sin ti; pero viva.
2 comentarios:
Me gusta ese alma de poeta que late en ti, querida Merce. Tu teclado y tu imaginación no necesitan ni al plumero ni a Mary Poppins :D, siempre están frescos y listos para brillar por sí mismos.
Un beso bien fuerte.
Jope, Mar, tú sí que te expresas bien. Y eres muy buena dando ánimossssssssssss, je, je
Gracias, preciosa.
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