Que te llamen por teléfono para decirte que prescinden de ti en algo, no es que me lleve a arañar las paredes de histeria, ni a sacarme los pelos de rabia, pero, oye, no me ha gustado nada la palabra. Igual porque suena despectiva, o porque significa que has dejado de ser útil para alguien o para algo. Prescindir es pasar por alto y suena a desprecio. Ya sé que las palabras están para usarlas, aunque, diciendo lo mismo, se les puede cambiar el color por otras menos punzantes; no será por la falta de riqueza léxica… El caso es que el servicio del que han prescindido de mí, ya casi no merecía la pena, entre otras cosas porque, con el mismo trabajo, ahora, se cobra la mitad. La crisis, otra palabreja fea que usamos de coletilla a la hora de despachar asuntos como este. Pues eso, que prescinden de mí.
La cuestión es que, desde hace tiempo, formo parte del funcionariado que colabora en las elecciones -ya sean nacionales, autonómicas o municipales- como representante de
En fin, que mientras el prescindir de mí no sea más que en este tipo de cuestiones y no en la parte terrenal y física que ocupo en este mundo, pues mira, acepto pulpo como animal doméstico. Además, y pensándolo bien, igual hasta me quedo con la palabreja de marras y la suelto cada vez que quiera pasar de alguien o de algo. ¿Se imaginan?: Lo siento, pero, en estos momentos, van a tener que prescindir de mí.
2 comentarios:
Me gustaría prescindir de pasearme por las nubes, pero... ¡Que va! :) Me encanta y es imprescindible ya para mi. Bromas a parte y si me lo permites: ¡que les den! seguro que al final, es lo mejor para ti, como bien dices.
Un fuerte abrazo
Gracias, Juji, eres muy amable.
Y a mí me encanta encontrarte por aquí.
Besos de piruleta con paraguas (está empezando a llover y me tengo que ir al trabajo, je, je).
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