jueves, 10 de febrero de 2011

La costumbre de esperarte

Vettriano


Esperarte, a sabiendas de que no vendrás, se ha convertido en mi aventura ingrata; no importa. Esperarte me obliga a buscarme en el espejo, elegir medias y zapatos de tacón, perfumar el horizonte, dar cuerda a los relojes...; algo que, de otra forma, no haría. Vestida de ti, abrigo mis recuerdos entre los dedos y los protejo del frío: unas veces con los guantes; otras, con papel de luna sin barnizar.
Un día no estaré, ya te lo aviso. Romperé estos cristales empeñados de esperarte, y caminaré el mundo al otro lado: sin zapatos, sin espejos ni medias, sin relojes ni suspiros, sin ti; pero viva.

Mercedes Martín Alfaya



5 comentarios:

Natàlia Tàrraco dijo...

Espera vestida, perfumada, zapatos de tacones...espera y desespera, hasta que un día saldrá vestida para amar a quien lo merezca, fuera donde corre una suave brisa.

Mercedes,como siempre hermoso, relato lleno de intensidades condensadas.
Besito

Paseo por las nubes dijo...

Nátali, un gusto encontrarte. La prota del relato ya decidió: ha tirado al pozo la llave mohosa. Será por llaves...

Besotes.

RAMPY dijo...

Es que la espera es fruta, porque es PERA. y no tiene esporas.
Un beso.

Ave Mundi Luminar dijo...

Fe, esperanza y caridad... pero de todas ellas ninguna como la esperanza, esa que nos ata a la vida, como nada, como nadie... y es que quizá somos eso en esencia... esperanza, o lo que es lo mismo... espera en movimiento.

Cierro los ojos y me empapo de la infinita ternura de esa espera que pintas (como nadie) en tu relato...la respiro y la convierto en mia...

...que fácil es a veces...

apm dijo...

Ya sabes lo que dice el refrán: quien espera, desespera....Sí, haces bien en avisarlo, que luego no vengan con lamentaciones ni quejios, sin zapatos, sin medias, sin vestido, sin perfume, sin espejos, sola contigo y viva como nunca.