Esperarte, a sabiendas de que no vendrás, se ha convertido en mi aventura ingrata; no importa. Esperarte me obliga a buscarme en el espejo, elegir medias y zapatos de tacón, perfumar el horizonte, dar cuerda a los relojes...; algo que, de otra forma, no haría. Vestida de ti, abrigo mis recuerdos entre los dedos y los protejo del frío: unas veces con los guantes; otras, con papel de luna sin barnizar.
Un día no estaré, ya te lo aviso. Romperé estos cristales empeñados de esperarte, y caminaré el mundo al otro lado: sin zapatos, sin espejos ni medias, sin relojes ni suspiros, sin ti; pero viva.
Mercedes Martín Alfaya
5 comentarios:
Espera vestida, perfumada, zapatos de tacones...espera y desespera, hasta que un día saldrá vestida para amar a quien lo merezca, fuera donde corre una suave brisa.
Mercedes,como siempre hermoso, relato lleno de intensidades condensadas.
Besito
Nátali, un gusto encontrarte. La prota del relato ya decidió: ha tirado al pozo la llave mohosa. Será por llaves...
Besotes.
Es que la espera es fruta, porque es PERA. y no tiene esporas.
Un beso.
Fe, esperanza y caridad... pero de todas ellas ninguna como la esperanza, esa que nos ata a la vida, como nada, como nadie... y es que quizá somos eso en esencia... esperanza, o lo que es lo mismo... espera en movimiento.
Cierro los ojos y me empapo de la infinita ternura de esa espera que pintas (como nadie) en tu relato...la respiro y la convierto en mia...
...que fácil es a veces...
Ya sabes lo que dice el refrán: quien espera, desespera....Sí, haces bien en avisarlo, que luego no vengan con lamentaciones ni quejios, sin zapatos, sin medias, sin vestido, sin perfume, sin espejos, sola contigo y viva como nunca.
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