sábado, 7 de noviembre de 2015

Las preguntas que no me sirven

     Estamos en junio, y me faltan tres meses para cumplir nueve años.
Yo no sé si con esta edad se puede tener novio, aunque me gusta un niño que se llama Dani. Es de mi cole y tiene los mismo años que yo. También vive en mi urbanización.

   La otra tarde me dio mucha vergüenza que me hablara, porque creo que cada vez se me nota más que lo quiero y no quiero que se entere. He pensado escribirle una nota diciéndole lo que siento y porqué me voy cuando él se acerca, aunque no sé qué más decirle.
    Me sé una canción que vendría muy bien anotarla con rotuladores de colores y regalársela, así puedo seguir queriéndole sin que se entere.
   
     

      Te canto un trocito de la canción:
     Justo ahora que empiezo a quererte te desapareces.
    Justo cuando tú eres el motor para mi despertar.
    Justo a tiempo para reprocharte que no me mereces.
    Aunque muera con las ganas de volver a caminar
    junto a tiiii.

    Ya la tengo escrita en un folio, y la he decorado con ceras y pegatinas. Ahora queda lo peor... No sé cómo dársela.
    Puedo decirle a mi amiga Sara que ella se la dé en el recreo. ¡Ay! No. Me moriría de vergüenza si se enteran los de mi clase. Mejor lo hablo luego con la abuela a ver si se le ocurre algo.

Abuela, pregúntame cosas del niño que me gusta.
¿Lo has visto hoy?
Y ¿qué llevaba puesto?
Vaya, abuela... Si me haces preguntas que no me sirven...

(Texto del Libro: "Tesoros y El Mundo de Aroa", de Mercedes Alfaya)

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