jueves, 18 de noviembre de 2010

Supervivencia


No es porque esté ahora con el tema de estudio sobre el comportamiento de las personas en grupo, pero hay cosillas que me resultan de lo más curioso. Por ejemplo, la hipocresía. Imagino que uno no es hipócrita por naturaleza, sino que, a veces, somos hipócritas como medio de supervivencia social. Porque, a ver… ¿cómo se ´masca´ eso de que fulanito te caiga como el culo y cuando lo tienes delante te derritas en halagos hacia su persona? Y digo yo ¿qué necesitas de ese tipo para barnizarle tanto? En la mayoría de los casos, nada. ¿Entonces...? ¿Dónde queda lo de ser hipócritas como medio de supervivencia social?... Igual es que nos manejemos mal con aquellas personas que no nos caen bien y por eso preferimos plancharles el traje, antes que lidiar con sus arrugas (pienso).

Recuerdo que, el año pasado, en uno de los temas de la asignatura de “Psicología del Desarrollo” encontré algo curioso sobre el instinto innato de supervivencia en los bebés. Venía a decir, más o menos, que si tenemos dos bebés (mellizos o gemelos), por lo general, la madre presta más atención y cuidados al llorón que al otro. Lo que se traduce en: "Tú apáñatelas como puedas que tu hermano, el pobre, me necesita". Y el que se las apaña se te queda mirando con cara de ´muchacaratieneéste, pero, a ver, nos aguantaremos´. Y aprende a ponerse el chupete sin ayuda, mientras observa cómo su madre se desvive en atenciones hacia el otro.
Con el tiempo, al crecer, pueden ocurrir dos cosas: que el llorón ya no encuentre quien le limpie los mocos y se convierta en una persona frustrada; mientras que el otro, el que no tuvo ayuda, se desenvuelva a las mil maravillas en cualquier medio. O, todo lo contrario: que el llorón arrastre su táctica, le salga bien y tenga el mundo a sus pies; mientras que el autosuficiente se venga abajo ante el poco reconocimiento público. Y ahora, se me ocurre una pregunta: “¿Cómo llevamos eso de que otros usurpen las atenciones y cuidados que nos pertenecen?". Pues mire usted, yo lo llevo estupendamente (aunque no siempre fue así, lo reconozco). Y lo llevo bien, porque he llegado a la conclusión de que “llorar”, como estrategia en la demanda de atención, además de mezquino, resulta muy fácil, y a mí lo que me gusta es superar obstáculos (con ayuda o sin ella).

¿Soberbia?...
No. Supervivencia.


6 comentarios:

Mercedes Ridocci dijo...

De soberbia nada.
Así es como hay que ser: Dignidad ante todo.

Un abrazo, escritora

Mar dijo...

Muy bueno. Gracias

Paseo por las nubes dijo...

Besos Mercedes. Tú lo has dicho, la dignidad por encima de todo.

Mar, gracias a ti. Besos, mil.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Siempre he tratado de ser equitativa en todo, más aún en el tema del trato y la atención hacia mis hijas. Aún así, suelen ser muy celosas una de la otra. A veces uno no puede prevenir todas las consecuencias de la educación que les da a sus hijos.


Un abrazo.

Natàlia Tàrraco dijo...

"Hay derrotas que tienen más dignidad que una victoria" J.Luis Borges.

"Hasta la supervivencia de una banda de ladrones necesita de la lealtad recíproca" Antonio Genovesi.

"La soberbia es el vicio de los ignorantes" Leonardo Murialdo

"El secreto del éxito es la honestidad. Si puedes evitarla, está hecho" Groucho Marx

“Se puede admitir la fuerza bruta, pero la razón bruta es insoportable”. Oscar Wilde

"Ser ciego no es nada, peor sería ser negro" Stevie Wonder.

Perdón, me dio por la ironía, viva la dignidad por encima de todooo, tan encima y tan lejos que no la veo.

Perdón Mercedes, es broma si se me permite. Besito.

tag dijo...

Es verdad lo que dices de los hermanos gemelos o mellizos.
Yo lo he podido observar con mis sobrinos-nietos desde que nacieron.

Como son niño y niña, es curioso, no estoy siendo parcial ni feminista, pero la niña era la que no lloraba, la que aprendió a coger ella sola el chupe, y a ser autosuficiente desde las primeras semanas de vida.
El niño necesitaba notar tu presencia, tu contacto para estar tranquilito.
Que gracia me ha hecho tu descripción, jajaja, la has clavado.

Besitos