Me han pasado un cuento que tiene mucho que ver con la motivación. Si lo hubiera recibido antes, seguro que habría sacado buen provecho de su enseñanza. Pero bueno, las cosas llegan cuando tienen que llegar.
Aquí os lo dejo.
Buen fin de semana.
* * *
“Érase una vez un alcalde que, con motivo de las fiestas de su pueblo, organizó una original carrera: ¡una carrera de tortugas! Los parroquianos, divertidos, asistieron a la carrera y exclamaban, entre risas:
- ¡No va a llegar ni una sola!
Se inició la carrera. Las tortugas arrancaron animosas, pero, en efecto, al momento, algunas de ellas se desviaron, abandonando la competición. Los espectadores, entre chanzas, seguían diciendo:
- ¡No va a llegar ni una sola!
A mitad de la prueba, sólo un puñado de tortugas continuaba en liza. El resto campaba a sus anchas fuera del circuito, o bien se había retirado del todo. La gente seguía burlándose:
- ¡No va a llegar ni una sola!
A falta de unos pocos metros para terminar, sólo quedaban dos tortugas. Una de ellas, agotada, se escondió en su caparazón, negándose a continuar. El público, alborozado, exclamaba:
- ¡Tampoco la que queda va a llegar, seguro!
Pero la que quedaba, pasito a pasito, llegó agotada a la meta, haciéndose con el título ante el asombro del respetable.
Preguntado el dueño de la tortuga sobre el secreto del éxito, éste respondió:
- Es que mi tortuga es sorda, y no ha oído lo que gritaba el público.”
- ¡No va a llegar ni una sola!
Se inició la carrera. Las tortugas arrancaron animosas, pero, en efecto, al momento, algunas de ellas se desviaron, abandonando la competición. Los espectadores, entre chanzas, seguían diciendo:
- ¡No va a llegar ni una sola!
A mitad de la prueba, sólo un puñado de tortugas continuaba en liza. El resto campaba a sus anchas fuera del circuito, o bien se había retirado del todo. La gente seguía burlándose:
- ¡No va a llegar ni una sola!
A falta de unos pocos metros para terminar, sólo quedaban dos tortugas. Una de ellas, agotada, se escondió en su caparazón, negándose a continuar. El público, alborozado, exclamaba:
- ¡Tampoco la que queda va a llegar, seguro!
Pero la que quedaba, pasito a pasito, llegó agotada a la meta, haciéndose con el título ante el asombro del respetable.
Preguntado el dueño de la tortuga sobre el secreto del éxito, éste respondió:
- Es que mi tortuga es sorda, y no ha oído lo que gritaba el público.”
7 comentarios:
Buena refrexion lo malo es que a veces es dificil no escuchar lo que nos dicen.
Feliz fin de semana
Primavera
Yo diría que las lecciones llegan constantemente, pero solo abrimos las entendederas en el momento adecuado, que para el caso es lo mismo que 'que llegan cuando tienen que llegar'...
Quizá también sea éste sea mi momento 'tortuga' ..
Felicísimo finde y .. gracias.
Pero lo mejor es escuchar lo que se te grita y hacer caso solo lo que interesa.
Besos desde Málaga.
Mercedes, gracias por tu visita a nuestra redacción.
Espero que sólo te vuelvas sorda de lo que te interese y cuando te interese.
Besos
jajajajaja estupendo mensaje!...muy cierto!...cuánto nos limitan las "malas vibras" ajenas!
Un abrazo.
Oídos sordos y a seguir nuestro camino con orejeras y mirada al frente.
Un besito, querida profe.
Pienso que este tipo de lecciones unicamente las aprendemos y ponemos en práctica cuando estamosos preparados para ello, por eso, aunque las hayamos escuchado muchísimas veces, siempre hay un momento en el que verdaderamente les encontramos sentido y las aplicamos a nosotros mismos.
Pero no hace falta ser sorda del todo, con tener un oido un tanto selectivo es más que suficiente, ese tipo de comentarios en un momento determinado nos pueden dar un empujón y conseguir que nos superemos a nosotros mismos.
Precioso cuento
Un beso de Mar
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