lunes, 11 de octubre de 2010

Terminal fuera de servicio.

Dicen que nunca somos tan generosos como cuando colgamos etiquetas a la gente; algo que a mí me parece despiadado, dañino e irresponsable. Las etiquetas :“Fulanito es tonto” “Menganita es una incompetente” “Zutanito está amargado…” suelen repartirse sin miramientos; sin pensar en el daño que causan ni lo difícil que resulta desprenderse luego del ´tatuaje´. Por ejemplo ¿qué me dicen de ese lastre que viene soportando el colectivo público?: “Los funcionarios son unos flojos, siempre están desayunando y nunca los encuentras en su sitio…”. Pues mire usted, como dice el refrán, en todas partes cuecen habas, y las personas somos particulares -pertenezcamos al colectivo que sea- lo que no le da derecho a meter a todo el mundo en el mismo saco ni concluir por su cuenta de lo particular a lo general.
Es cierto que, hubo un tiempo en el que los funcionarios, por su condición y privilegio, se tocaban las narices a destajo, pero eso ya no es así; lo mismo que ya no se lava en la pila ni las lentejas tienen bichos; por decir algo. Conozco compañeros y compañeras funcionarios que se desviven por atender a los clientes (antes: “usuarios”): les aclaran dudas, les acompañan a cualquier dependencia que no encuentren, les proporcionan lo necesario para su gestión...; incluso, a veces, soportamos con verdadero estoicismo esas “pullitas” fuera de tono que desprestigian a los funcionarios sin ningún pudor. Y también conozco clientes que hay que ´mascarles´hasta el chicle (y no generalizo ¿verdad?). En defensa del funcionario (y en la mía propia) os diré que, actualmente, y gracias a los planes de Formación, la variedad de cursos enfocados a la calidad y el desempeño de sus funciones es una de las prioridades municipales que dotan al personal público como uno de los colectivos mejor preparado para desempeñar su trabajo; sobre todo a la hora de tratar con el público (que tiene su tarea). Claro que, eso no significa que desaparezca la incompetencia a nivel particular (como ocurre en todas partes). Lo que no debe es repercutir en el resto.

Ahora bien, y mirando el panorama, digo yo que… ¿Y los Bancos? ¿Nadie osa colgar etiquetas a los Bancos? Pues claro que no. Con esas deslumbrantes y modernas instalaciones que nos acogen: mobiliario de diseño, personal engominado, corbata (ellos), manicura ensortijada (ellas); con su desparpajo en el trato, su tono de voz aterciopelado, su cortesía. Y de qué manera más correcta y amable te aclaran que ese asiento en tu libreta es la comisión trimestral de mantenimiento que cobra el Banco por custodiar tus ahorros y recibir tu nómina. Nada, nada. Usted cobre lo que tenga que cobrar y siga modernizándose con mi dinero, que aquí esperamos a que vuelvan los que están desayunando, a ver si alcanzamos la única ventanilla sin cartel de “Terminal fuera de servicio”.
Y digo yo ¿es que el de la tienda de la esquina nunca desayuna o es que el negocio no da para un rótulo tan moderno?
Hablando de Bancos, os dejo un relatillo que escribí hace tiempo:

La tecnología
El chico del mostrador me regaló una sonrisa de cine y resolvió eficiente todo el papeleo que le entregué, manejando el ordenador con destreza. En los tiempos que corren, se agradecen estos detalles ágiles que nos proporciona la tecnología y, sobre todo, el calorcito en el trato humano, pensé."Que tenga un buen día", añadió cortés el empleado del Banco al despedirme, con un encanto tan arrebatador que tropecé con un cable que no sé de dónde salió y se desconectaron todos los aparatos eléctricos. Al intentar pedir disculpas, me encontré que el chico yacía sin vida desparramado por la mesa, como un globo desinflado e inútil.


8 comentarios:

tag dijo...

Ay Mercedes, que graciosa eres cuando cuentas las cosas así, un poquito "acalorá".

Me ha hecho mucha gracia lo de los bancos, porque como lo he sufrido en mis carnes durante tantos años, pues... si, creía que ibas a decir

"Mada, nada, usted cobre lo que tenga que cobrar, y cuando esten mal de liquidez no se preocupen que el gobierno español les volverá a insuflar una cifra escandalosa de millones en sus arcas, para que nos sigan negando creditos y embargando las casas.
Nada, y ahora a almorzar que el almuerzo en este pais es sagrado"

Pero has sido muy comedida con esos magnates del poder financiero.
Y es que estamos tan acostumbrados ya a que nos saquen dinero por todas partes, que hasta nos lo tomamos con ironia fina.

Un besito con mascarilla que no te quiero pegar los virus. Toi malita.

Paseo por las nubes dijo...

Hola, Tere:
Bueno, lo de comedida es porque me he propuesto morderme un poco la lengua, en esto y otros temas. Me gusta más la sutileza; el guante blanco, que dirían los ladrones de alto standing. Que una ya no necesita sacar todos los platos para poder comer, je,je. Un tontería de tantas que digo al día (pareado).
Besos con intereses (que me estoy pensando eso de dejar la plaza de funcionaria y pasarme al bando financiero (ni de coña).

Besos con gorra (te sienta muy bien; la veo en la foto (ahora, sí).

Mercedes Ridocci dijo...

Las etiquetas condicionan la propia actuación. Si desde pequeño eres el tonto, así irás por la vida. Las odio. He intentado educar a mi hijo sin ponerle ninguna etiqueta.

Y en cuanto al tema de los funcionarios, lo que dices ocurre a todos los niveles, nos movemos por tópicos, sin pararnos a pensar que las cosas evolucionan, cambian.

Recuerdo el relatillo. Es muy bueno y sorprendente como tú.

Un abrazo

mar... dijo...

Muy cierto, las etiquetas a un niño le pueden condicionar de por vida, a los adultos ya no nos condicionan tanto pero si que da mucha rabia oirlas cuando no es cierto, por lo menos en general.

Yo que he desempeñado diferentes trabajos (entre ellos funcionaria durante un tiempo), puedo asegurar que ha sido de todos el que me ha hecho pasar peores momentos, quizá porque estaba de cara al público.

Y "los chupocteros", en mi caso, estoy tan acostumbrada a que me toquen bordes que cuando me encuentro uno amable y diligente pongo mi sonrisa de fin de semana y les digo lo que escribe Tere entrecomillado.

De momento a partir de ahora cuando salga del banco me cuidaré mucho de no tropezar con ningún cable no vaya a ser que mi banquera preferida vaya a ser virtual como el de tu rejato y desaparezca, jeje.

En esto cada uno vemos las cosa como nos ha tocado verlas dependiendo de si estamos dentro o fuera y de la suerte que hayamos tenido en ese campo

Un beso de Mar

Neogeminis Mónica Frau dijo...

jejejeje tanto la reflexión como el texto final, muy atinados!...eso de endilgar a todos las mismas etiquetas no es simplificación, es pura injusticia.

Un abrazo.

Primavera dijo...

Etiquetar de cierta forma a un niño le creas traumas que a largo plazo los condiona mucho.
Los bancos cada vez mas alejados del servicio personal, humano, de aquel de toda la vida en una barriada, que se conocian sus empleados, jefes con todo el mundo...ahora es mas impersonal, mas frio, mas engañosos...
Buen relato el que has dejado al final me gusto mucho.
Primavera

Paseo por las nubes dijo...

Chicas, mil besos etiquetados. Pero con etiqueta de lujo: sois unos soles.

Feliz festivo con lluvia y cafelito. Ya me va gustando más este tiempo, que antes...

Annick dijo...

Me da la impresión de que no te llevas muy bien con los bancos .jajaja
Es verdad que los funcionarios han mejorado mucho el trato con los ¨clientes ¨.
No te sofoques tanto !!

Besos desde Málaga.