lunes, 18 de noviembre de 2013

Un secreto...

He metido cien canastas. De verdad, me lo dijo el profe del polideportivo. Lo que pasa es que es un secreto. Porque, claro, si no, todos los niños van a venir a decirme, oye, ¿es verdad que has metido cien canastas? Y yo tengo que contestar: que sí, que sí, que sí... tooodo el rato. Eso es lo mismo que, por ejemplo -y es un ejemplo- en mi clase hay un niño que no se equivoca nunca. Todas las tareas las hace bien, superbien, pero bien, bien. Y no necesita borrar nunca; es más, es que no trae ni goma. Pues, imagínate a la hora del recreo, todo el mundo en el patio esperando a que salga ese niño para decirle, oye ¿es verdad que no te equivocas nunca y por eso no traes ni goma? Y él, todo el rato diciendo, que sí, que sí, que sí... Un rollo ¿no?. Es que no puede ni jugar. Por eso, es mejor que sea un secreto, como el mío.


Bueno, igual lo cuento algún día, no te creas. Así, si alguien quiere que le enseñe a meter canastas, pues le enseño, pero que no esté tooodo el día preguntando si es verdad, si es verdad, si es verdad... Yo lo único que sé es que el profe me dijo que había metido un montón de canastas y eso es por lo menos más de cien.

2 comentarios:

Josep Mª Panadés dijo...

Ingenuidad y candidez infantil, todo ello sencilla y a la vez magníficamente narrado. Un saludo desde este lado.

Paseo por las nubes dijo...

Muchas gracias, Josep. La verdad es que perdemos esa frescura y candidez con la que mirábamos el mundo para convertirnos en adultos ¿razonables? ¿responsables? ¿íntegros? ¿sinceros? ¿sabios? ¿expertos?... Ahora comprendo a Peter Pan.
Un abrazo de globo de colores.