La abuela sabe unos trucos muy chulis.
Ahora es verano y podemos ir a tomar refresquitos o lo que queramos por la noche. También estuvimos en el parque, que lo cierran más tarde. Al volver, pasamos por una pared y vimos nuestras sombras. Entonces, la abuela dijo que haríamos un juego de magia. Soltó la mochila y las flores que traíamos, me cogió las manos y me enseñó a formar una paloma. “¡Guaaaaaaau! Es verdad, parece una paloma”. Mientras yo hacía la magia, las personas se paraban a verme y daban aplausos de que les gustaba el teatro. También había niños y un hombre con su perro que se puso a ladrar, porque los perros no saben dar palmas. Al rato, nos despedimos de la gente y nos fuimos. Yo no quería soltar los dedos de paloma, por eso iba todo el rato así, sin parar. Cuando llegamos a casa me miré en el espejo, aunque ya no estaba la paloma, sólo los dedos.
Otro día, en la calle, haremos magia: buscaremos una pared y la abuela me enseñará a formar otros animales que parece un cine, para que la gente los vea.
Aquí la niña de sombras tiene alas en la espalda
La abuela, la paloma y yo.
4 comentarios:
Que cosas tan bonitas compartes con nosotros, Merce :)
Dile a Aroa que es verdad, ¡tiene una paloma preciosa entre sus manitas!
Además de preciosos animalitos, Aroa tiene algo mágico, muy mágico: UNA ABUELA COMO LA COPA DE UN PINO :)
¡Muack!
Jajajajjaja. Gracias, Mar. Sabes que aprecio mucho tus palabras. Sé que disfrutas con este mundillo de Aroa que vamos construyendo poquito a poco, sin prisas, buscando las mejores cosillas de la vida.
Besos de paloma mensajera.
Luz, sombras, una niña y una abuela: pura magia.
besos
Me encantaron las sombras!...preciosas!
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