sábado, 17 de marzo de 2012

Diario de un adolescente

Mamá está rara. Hace días que no parece la misma, sobre todo porque ya no gruñe y porque se pasa el día cantando. Hoy, después de ducharme, dejé mi ropa en el suelo del baño, más que nada para que protestara, para que volviera a ser la misma. Pero no, no dijo nada. El caso es que la casa está muy limpia y huele bien. El perfume que emplea debe ser nuevo; está chulo. No sé cómo se las arregla para tenerlo todo a punto, aún trabajando fuera (y con un cerdo como yo en casa). Pero sí, todo está impecable. La diferencia es que antes llegabas del instituto y la veías con la fregona y los pelos en la cara maldiciendo lo que había que maldecir, y recriminándome que no hago nada, que sólo sirvo para ensuciar. Con mi hermana hace tiempo que tiró la toalla porque enseguida se le sube a las barbas y cualquier día se enganchan. El caso es que estoy preocupado, muy preocupado. Como hay tantas enfermedades raras por ahí, quién sabe si mi madre no habrá cogido un virus de esos y ahora esté en la fase “todomelopasoporelforro”. Huy, qué susto. No quiero ver a mi madre así, como flotando en una nube. El sábado se pasó la mañana en pijama, saboreando una taza de café. Salía a la terraza y se quedaba mirando el cielo, extasiada y feliz. Le pregunté por mis vaqueros nuevos y creo que ni me escuchó. Me decía: ¿Qué?... Pero estaba en la cuarta dimensión, o sea, a miles de años luz. El caso es que le han cambiado hasta las facciones, ahora tiene una expresión más dulce, más joven, está más guapa. Y lo peor es que encontré una bolsita encima de su cama. La abrí. Era un juego de ropa interior de infarto. Vamos, que me subió el color. Uf, a mi madre le ocurre algo grave… Le conté a un amigo que mi madre traer flores a casa y escucha música de saxo en el ordenador. Además, se va al videoclub y viene con unas películas rarísimas, de esas dulzonas a rabiar: “Vacaciones en Roma” “Desayuno con diamantes” “Sabrina”… Uf, pero si esas películas son del año lapera… Me la acabo de cruzar en el pasillo de casa y me ha sonreído, así, sin más. Y eso que anoche dejé el plato con las sobras de macarrones en la entrada.Dice mi amigo Enrique que no me preocupe, que lo que le ocurre a mi madre es que está enamorada. ¿Quéeeeeeeee? ¿A su edad?... Bueno, la verdad es que mi madre no es tan mayor, aunque, claro, es mi madre y me cuesta asimilarlo. Ahora que lo pienso, mi madre está cañón, entonces, ¿por qué no?... Incluso, esta enfermedad tiene sus ventajas: he dejado mi cuarto hecho una pocilga, pero como ella, ahora, todo lo ve de color rosa… ----------------------

5 comentarios:

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Supongo que hay cosas que para un hijo adolescentes son impensadas...como por ejemplo que su madre se enamore!...dónde se ha visto!
jejeje

un abrazo.

Unknown dijo...

¡que bonitooooooo! el amor es grandioso ,sobre todo a ciertas edades en las que ya creíamos haber tirado la toalla.
Se respira primavera. Un beso.

Vivi dijo...

Querida Mercedes, que bonito, está super tu blog e iluminas mi camino, sigo escribiendo y te tengo por ejemplo, nos vemos...

Juji Mogar dijo...

¡Qué "chulada"! Me ha parecido oír a mi sobrino, con esas mismas palabras... Me ha encantado.
Abrazos.

Paseo por las nubes dijo...

Gracias, Neo, Gloria, Vivi (qué alegría verte por aquí),Juji. Encantada de compartir estas cosillas con vosotras.
Besos nuevos.