domingo, 1 de enero de 2012

El día después...


Después de la fiesta, los excesos y los brindis por el Nuevo Año, toca limpiar la casa. ¡Dios! ¿Por dónde empiezo?...

Comencemos por los baños que, la verdad, y teniendo en cuenta que los han usado los jóvenes de la familia (maquinilla de rasurar el cogote para ellos, secador y maquillajes para ellas) amanecieron bastante bien. Ahora, la cocina: copas, vasos, platos, cubiertos, restos del menú, envolturas de bombones, botellas sin tapón y caparazones de especies no protegidas. ¡Listo!

Me voy al salón. Aquí sí que hay que emplearse a fondo… Un buen barrido, un mal fregado (que ya estoy cansada), cristales, mobiliario y cojines a su sitio.

-¿Y tú, qué demonios haces ahí?

-Je, je. Me caí del mantel y nadie me echó en falta; éramos tantas en remojo…

-Pero, vamos a ver. No es posible que yo esté hablando con una uva el primer día del año.

-¿Por qué no?

-Pues…, pues…, porque las uvas NO HABLAN

-Serán las de tus vecinos, porque mis compañeras bien que gritaban a cada golpe de campana: “¡Socorro! Que alguien nos salveeeeee” Lo que ocurrió es que la tele estaba demasiado alta y nadie escuchó sus gritos. De manera que ¡hala! ´padentro´. Y así fue como perdí a mi tribu.

-Bueno, bueno. ¿Qué es lo que quieres? No me puedo quedar aquí el día de Año Nuevo charlando con una uva que se me escurrió de la mesa. Además, es el santo de mi hijo y tengo que preparar el almuerzo, viene a comer con su novia.

-¿Y a mí qué me cuentas? Yo soy una uva…

-Anda, ven. Que te voy a colocar en el frutero.

-¿Junto a las naranjas del año pasado y la piña que nadie quiso? Ni hablar. A mí, en todo caso, me pones con los dulces; o en el árbol, junto a las bolas de colores… Mejor aún..., si me colocas debajo de tu almohada, prometo traerte suerte. ¿Qué me dices?...

-Ah, pues, mira, eso me gusta. En cuanto cambie las sábanas y el almohadón, ahí es donde te voy a colocar.

-Gracias. Te regalo un poema de enero:

"Volverán las oscuras golondrinas

de tu balcón sus nidos a colgar,

pero las uvas que engullimos en las Fiestas, esas...

Ésas, no volverán".

¡Ayyyyyyy! Qué suerte la nuestraaaa...

4 comentarios:

mar... dijo...

Jajaja, yo hoy me identifico más con la de la foto, resacosa y con la cabeza un poco "p`allá".
La limpieza me tocará mañana, es lo que tiene el cenar en las fiestas donde la familia, que hoy se puede dedicar el día a descansar del ajetreo de las uvas, el champán y los residuos.
Aunque bien pensado también me pierdo un encuentro con una uva poeta y eso no pasa cualquier día.
Un beso y que este año llegue cargado de sonrisas para tí.

San dijo...

Nada como comenzar el año charlando con una uva jajaja, Tal así amanecimos más de uno escoba en mano y trapito atrapa manchas .
Feliz año y que la uva te traiga tooooda la suerte.
Un beso.

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Bueno!...todo da la pauta que ha sido una verdadera fiesta!...es lógico que después haya repercusiones! jejejeeje

=)

Un abrazo...y que te sea leve!

Juan Manuel Rodríguez de Sousa dijo...

Merce, lo triste sería que no hubiera nada que limpiar...

Con respecto a la uva, porque no me la presentas? Que tengo al turrón revuelto, y no sé cómo callarlo.

Feliz Año Nuevo!