martes, 3 de mayo de 2011

Una raíz es una flor que desprecia la fama...

Perelmán demuestra que el dinero, a veces, no puede comprar lo que uno ya posee.


Siempre me han fascinado las matemáticas, de hecho, estoy pensando cambiar de carrera. La cuestión sería la siguiente: ya que tengo turno intensivo en el trabajo, podría asistir a las clases de forma presencial, sin ánimo de resolver uno de los enigmas matemáticos propuestos por la comunidad científica (creo que existen 23), cuya dotación es un millón de dólares. Simplemente, me sumergiría en ese mundo fascinante del que se deriva todo el enigma del Universo (y si apruebo alguna asignatura, que sería lo de menos, bienvenida sea).
Aunque nunca lo he comentado, en mis incursiones por Internet, suelo deleitarme con las conjeturas matemáticas y los avances que sobre ellas se van descubriendo.
Aquí va una de ellas:
La conjetura de Goldbach dice: (cada número par mayor que 2 se puede escribir como la suma de dos números primos).

A ver, voy a probar:
8 = 5 + 3 (5 y 3 son primos)
24= 17 +7 (17 y 7 son primos)

Y cuando veo que funciona, experimento una sensación de plenitud inmensa, porque esto me confirma que las matemáticas esconden una magia distinta capaz de controlar el destino y dar sentido a todo lo que nos rodea.

En una de esas incursiones al mundo de los números, me he topado con la noticia de que uno de estos enigmas del milenio ha sido resuelto por un tal Perelmán, matemático ruso. Y lo sorprendente es que el tipo ha rechazado el premio. ¿Por qué?

Aquí toda la información:
El 18 de marzo de 2010, el Instituto de Matemáticas Clay anunció que Perelmán cumplió con los criterios para recibir el primer premio de los problemas del milenio de un millón de dólares, por la resolución de la conjetura de Poincaré. Tras rechazar dicho premio, declaró:
“No quiero estar expuesto como un animal en el zoológico. No soy un héroe de las matemáticas. Ni siquiera soy tan exitoso. Por eso no quiero que todo el mundo me esté mirando.” Sigue leyendo...

* * *

El ruso Alexandr Zabrovski, periodista y productor de cine, fue el primero, según el diario, en entrevistar de manera profunda al mítico Perelman, quien lleva una vida aislada, junto con su madre, en un modesto departamento en las afueras de San Petersburgo. "Me dijo que no habla con los periodistas rusos porque le faltan al respeto", dijo Zabrovski, quien explicó que, "por ejemplo, la prensa me llama 'Grisha' (diminutivo de Grigori) y esa familiaridad me molesta", informa Efe.
"Me causó la impresión de una persona responsable, sana, adecuada y normal", recalcó el periodista.
Al abordar el tema de su adolescencia, el científico contó de su primera aparición en una olimpiada escolar de matemáticas en Budapest, donde representó a la Unión Soviética y ganó una medalla de oro. "Cuando nos preparábamos para la olimpiada nos ejercitábamos con problemas cuyas soluciones requerían la habilidad de pensar de manera abstracta," recuerda Perelman.
Asimismo destacó que nunca se enfrentó a un problema matemático que no pudiese resolver, aunque admitió que quizás el más difícil en sus años de juventud fue calcular la velocidad con la que Jesucristo tendría que haber caminado sobre la superficie del agua para no hundirse. El matemático no precisó cómo resolvió el misterio bíblico, pero apuntó que el hecho de que la leyenda sigue viva quiere decir que no se equivocó en sus cálculos.
Perelman compartió que a principios de su trayectoria profesional tenía dos caminos por elegir: la música y la matemática. Al final optó por la última, que le ayudó a acercarse a la comprensión de las formas del universo y a obtener fama mundial, que le aburre y cuyos frutos rechaza enérgicamente.
En el transcurso de la entrevista el matemático, famoso por su ascetismo, subrayó que uno no puede tener miedo a ninguna crisis si tiene fórmulas para calcularlo todo. Mantuvo que aprendió a "calcular los vacíos" y que sigue conociendo los mecanismos de "llenar los vacíos sociales y económicos". "Los vacíos existen por todos lados. El poder de calcularlos nos da grandes posibilidades. Sé cómo manejar el Universo. Ahora díganme ¿por qué tendría que correr a buscar un millón?", resumió Perelman. Sigue leyendo...

4 comentarios:

Alfredo dijo...

Curioso y admirable.
La sentencia, no tiene desperdicio.
Que pocos quieren ser raices... y es que, salir en los papeles parece tan transcendente.

Besos

Paseo por las nubes dijo...

Hola, Alfredo:
Cierto, pocos quieren ser raíces, cuando la raíz es la parte más importante de la planta, pero claro, hay que bajar muchos peldaños para comprender esto, y sólo los más grandes son capaces de analizar el coste de lucir a la intemperie.
Yo creo que este matemático ha rechazado el dinero (que le pertenece) no porque sea masoquista o no comprenda que el dinero es necesario incluso para que él pueda seguir investigando, lo que ha rechazado es el precio que tiene que pagar si acepta el dinero. Y el hombre (de momento) ha dicho que no, que su descubrimiento no necesita contaminación ni más reconocimientos.
No sabía yo que todavía, por fortuna, existen excepciones a las reglas.
Un abrazo matemático

Neogeminis Mónica Frau dijo...

Me sumo al comentario de Alfredo.
Un abrazo.

San dijo...

Interesante información y admirable matemático, menos mal que aún hay personas que se sienten tan libres como para poder actuar así.
Mentes privilegiadas.
Un beso.