miércoles, 1 de septiembre de 2010

La dueña de mis silencios...

Rob Hefferam
"Serás dueño de tus silencios y esclavo de tus palabras"

Me he vuelto de un discreto que asusta. Bueno, me asusta a mí, que siempre he sido muy suelta para decir lo que pienso; lo que me gusta, lo que no; aquello que ignoro; lo que no soporto; lo que opino... Y mira tú que llevo un tiempo ´rara´. Rara porque utilizo más el borrador que el lápiz; y el silencio, donde primarían las palabras. Y eso, creo yo, se debe a la edad. Con la edad o con el tiempo, como dice Borges, “uno aprende que los frutos tienen una forma de caerse en la mitad. Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende… y con cada día aprende”.
Pues eso. Que estoy aprendiendo a manejar mis silencios. Y es cuando me digo: voy a contestar este correo. Y lo contesto. Y luego, a la hora de enviarlo, pienso: "No. ¿Para qué? ¿Para enredar más las cosas?" Y lo borro. Y me distraigo visitando´blogs´, y leo. Y se me enciende la "crítica". Y escribo un comentario. Y antes de publicarlo, me digo: "No. Total, mi opinión es mi opinión. Además, nadie me la ha pedido ( crearse enemigos... ¿a estas alturas?)".
Y voy, y me hago una tostada con aceite y tomate. Y mientras la degusto, reflexiono sobre algo que me han dicho: "¿Y esto?... ¿Por qué?". Y es cuando me enredo en los enigmáticos ´porqués´ de otros a los que no tengo acceso. Y si no tengo acceso a los ´porqués´ de la gente y, por ende, no los puedo descifrar ¿para qué intentar desmadejarlos? Y voy, y me zarandeo: “Pregunta, chica, pregunta; no te quedes con la duda”. Y me limpio los dedos, y me voy, y escribo… Y como no me sale preguntar sin ese mi aire de ´gitana canastera´, pues me digo: "No¨. Y lo borro. Borro lo que he escrito y cierro.
Recupero mi tostada, aspiro, mastico y trago…
Y cuando todo se me queda en blanco, de un blanco inmaculado e imposible, escucho un rumor. Atravieso el pasillo y descubro al hámster en su jaula, dale que te pego a la rueda. Y pienso: ¿no será que mi aparente discreción tiene algo que ver con una insufrible realidad? Esa que dice: “Pedalea, pedalea, pero que sepas que hay caminos que conducen a ninguna parte”.
Espero que esto no tenga nada que ver con lo que llaman ¨estar quemado"; más bien, por el contrario, me sirva, como en la música, donde los silencios, colocados en sus sitio y manejados en su justa medida, aparecen entre las notas y ayudan a crear melodías.

3 comentarios:

CARMEN ANDÚJAR dijo...

Como dijo no me acuerdo quien: "El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras". El silencio también es muy importante en nuestra vida, y antes de decir las cosas hay que pensárselas un par de veces, poniéndose en el lugar de la otra persona y de como se lo vaya a tomar. Con eso no quiero decir que uno sea falso y no diga nunca lo que piensa; pero si que ha de saber como decirlo para no no herir la sensibilidad del otro, vamos lo que se dice tener tacto. En fin veo que estás teniendo gran vida interior y eso es bueno; porque es una gran manera de conocerse a si mismo.
Un beso

Mercedes Ridocci dijo...

Pero como fluyes, nunca dejaré de decírtelo.

Que bien y con que gracia describes los devaneos que todos nos traemos.

Un abrazo grande y con ganas de volver a verte. A ver si algún día de estos te pasas por Madrid

Un par de neuronas... dijo...

Bueno, pues pienso que alguna relación tiene este asunto con la quemazón que no con la cobardía. No se trata de evitar los problemas o los malos entendidos (también eso); más bien es que ya hemos recibido negativas respuestas por tantas partes que, de momento, no necesitamos más. Por ello, es mejor evitar el conflicto a veces inútil o innecesario porque nos va a traer malestar inútil e innecesario.
Ejemplo: Hace unos meses borré de mi blog a un señor que, cada vez que le hacía un comentario, trataba de darme órdenes de cómo organizar mi vida. Sus respuestas eran, algunas veces, groseras y fuera de lugar; otras veces, de un candoroso tipo lobo con piel de oveja. Eso me molestaba y cientos de veces he estado tentada de pedirle que se midiese pero ¿para qué? ¿para comenzar un toma y daca? No merece la pena, simplemente es perder energía en vano.
Algo así creo que te pasa por la cabeza cuando borras lo que escribes... hemos llegado a una fase (al menos yo) de ¿para qué?

Bueno, me he liado yo sola... qué rollera estoy últimamente.

Un abrazo y buen mes.