viernes, 13 de agosto de 2010

El ángel urbano


-¡Un momentooo! ¡Enseguida voy!...
(No, si ya me lo advirtieron, que es meterte en la ducha y sonar el teléfono o el timbre de la puerta… Uy, estas toallas modernas no cubren nada…. ).
¡Vaaa! ¡Ya va…!

-Hola, muy buenas. Perdone que le reciba así, pero es que me ha pillado usted… Ah, bien, bien… Lo siento, era por disculparme. Ya comprendo que tendrá usted prisa… Sí, sí. Arístides de Mendoza. Soy yo, para servirle… ¿Un certificado?... Bien. ¿Dónde tengo que firmar?... Un segundo, je, je. No mire… La toalla, que se me despelota la toalla... Me la anudo aquí, en la cinturilla… (Joder, sí que me lo ponen difícil; o ha mermado el paño o yo engordé) ¿Cómo dice?... Ay, qué torpe. Pues es verdad… Qué despiste... ji, ji .
(Mira que soy ramplón, confundir un paño de cocina con una toalla... Así no me gradúo yo aquí en la Tierra ni en quince lustros…).


1 comentario:

Ave Mundi Luminar dijo...

jejeje ... y que tan solo unos pocos iluminados sean conscientes de que eso mismo es lo que nos pasa casi todos los días.. venga a ponernos paños de cocina cuando lo que necesitamos son unas toallas enooormes :)