viernes, 14 de mayo de 2010

El cielo desde Neville...


Por gentileza de la autora y de la revista Nickel Odeón, que agradecemos muy sinceramente, reproducimos este artículo y estas ilustraciones, publicados en la citada revista, con ocasión del centenario del nacimiento de Edgar Neville Antes del 26 de abril de 1967, no sé cuánto podrían reírse en el cielo, pero, a partir de esa fecha, estoy absolutamente convencida de que no paran de reírse, de sonreírse, de sacar punta a todo, desmitificando lo grandioso de las cosas que suceden por esos lares celestiales.

No en vano Edgar Neville, genio maravilloso del humor, ocupa un lugar preferente en la corte del paraíso, y eso nos conviene a todos; seguro que estará desmitificando el pecado, entre otras cosas… Si no, veamos cómo debió ser su llegada allí.
El genial Antonio Mingote, gran amigo suyo en vida, que le conocía bien, se imaginó la primera pregunta que Edgar Neville debió hacer al llegar a la puerta del cielo (lo dejó escrito en uno de sus chistes para "ABC"). Éste decía: "¿Es verdad que aquí uno se ríe mucho?" Y es que la risa era lo más importante en la vida de Neville, y como era de esperar, ante esa pregunta el ángel portero encargado de recibirle, además de quedarse sorprendido, debió contestarle algo parecido a esto:

Ángel: Es verdad… Pero reír, lo que se dice reír… Ya que lo preguntas, te diré… Te estábamos esperando como agua de mayo… Hemos oído hablar mucho de tu sentido del humor, casi perfecto, inteligente, tierno, irónico, sentimental y castizo… A mí, eso de castizo me gusta mucho, yo era de Madrid ¿sabes?… Pero pasa, pasa, y vuela hasta el Señor, ya te está esperando… ¡Pero vuela! Que ahora ya tienes alas, ¿o es que no te habías dado cuenta? ¡Ah! Pero antes, debo advertirte que el Señor, que tiene infinito sentido del humor, del más puro, te preguntará, conversará contigo poniendo a prueba tu famosa inteligencia, tu bondad, y todo por lo que ha sido posible que llegaras hasta aquí… Tú verás cómo respondes.

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